octubre 31, 2010

Manos en la obra... perdón "a" la obra...

Según la información que brinda en su blog el contador Locane, durante el mes de Septiembre de 2010 la recaudación de las obras sociales fue de $1.720.000.000 (por las dudas lo escribo en letras aunque nunca impacta igual: mil setecientos veinte millones). Siguiendo esta proyección, es decir calculando para fin de año, la cifra podría rondar los $20.000.000.000 (insisto con los números pero también con las letras: veinte mil millones).
Esta cifra representa el 1,5% del total de la facturación (lease producción= PBI) de los sectores económicos del país durante el 2009. ¿Se entendió? Las obras sociales, un total de 300 aproximadamente la mayoría bajo el dominio sindical, recaudan lo mismo que factura la industria textil, una de las industrias que mayor cantidad de mano de obra genera. No creo que sea el caso de las obras sociales sindicales.
El principio solidario de las obras sociales hace pensar que el monto debería ser distribuido “proporcionalmente igual” (la contradicción es semiótica) entre las 300; pero no es así, mas del 40% (sobre el total a recaudar hablamos de… 20x4.. 80… unos $8.000.000; pido disculpas por mi modo de calcular… son demasiados ceros) se distribuye entre 8 de ellas. “Por ejemplo, en marzo de este año el 11,4% Empleados de Comercio y Actividades Civiles; el 8,7% a Organización de Servicios Empresarios Directos; el 4,4% a Comisarios Navales; el 4,1% a Personal Civil de la Nación; el 3,8% a la Asociación social de Empresarios; el 3,5% a Personal de la Construcción; el 3,3% a Personal Rural y Estibadores; el 3,0% a Personal de Organismos de Control Interno; repartiéndose el saldo (aproximadamente 60%) entre las obras sociales restantes, recibiendo cada una de ellas entre el 2% y 0,2% del total.”... ¿proporcionalmente igual?
No hace mucho, en ocasión de la difusión de la propuesta legislativa sobre distribución de ganancias del empresario a los trabajadores – opacada ahora por el fallecimiento del militante Ferreyra y el ex-presidente Kirchner – el sindicalista Moyano sugería que el sector empresario se oponía a su discusión porque “algo habran hecho en sus balances”… “tienen miedo que nos metamos en sus libros”… ¡Pues seguramente que si!
Veamos ahora, si el sector empresario tuviese un sistema de fiscalización de libros y balances similar al que poseen las obras sociales, entre ellas la de la UTA, no habría temor alguno, pero lamentablemente el control sobre a las obras sociales se reduce a “requerir y aprobar la memoria anual y el balance”, (textual, articulo 27° inciso 1°).
Seguramente será interesante presenciar la batalla legislativa sobre esta norma, siempre y cuando no sea tratada como lo fue la ley de matrimonio igualitario, minimizando el debate legislativo e impidiendo el debido debate social, tal vez el más importante.
Es cierto que inicié el artículo exponiendo sobre los ceros que recaudan las obras sociales, pero permítaseme la sinapsis con la propuesta de distribución de ganancias privadas con los trabajadores, el sistema de fiscalización de los balances de las OOSS, el modo de discusión parlamentaria…etc. La voracidad parece no tener límites.

Ni tan fraternales ni tan solidarios.

Podemos afirmar que Europa ha sido el principal surtidor de ideologías vinculadas a las relaciones de trabajo, sobre todo en la etapa de formación de la legislación básica en nuestro país.
Afirmado aquello, entendemos que Francia resultaría ser el exponente de la libertad, la igualdad y la fraternidad en tanto modelo a imitar por nuestros ilustrados del siglo XIX y principios del XX.
Pues, así y todo, en algún momento de la historia de nuestro reflejo evolutivo – Francia pos revolucionaria – los conceptos fraternidad, libertad  y principalmente igualdad, asociado al de solidaridad, tuvieron que sacrificarse en pos del liberalismo que en realidad fue el que alentó la decapitación del ancient regime.
En ese orden por el año 1791 se sanciona la denominada Ley Le Chapelier, que consistía esencialmente en la instauración de la libertad de empresa y la proscripción de toda actividad corporativa y gremial, pues entendían que éstos impedían la plena libertad de ejercicio del trabajo, al existir asociaciones que tomaran decisiones colectivas, como podía ser cobrar un salario inferior al de otro trabajador en igualdad de actividades. La falacia de la igualdad de fuerzas en la contratación individual del trabajo tenía una ley y se llamó Le Chapelier.
Art 1. Por ser la supresión de toda especie de Corporaciones de ciudadanos del mismo estado y profesión una de las bases esenciales de la Constitución francesa, es prohibido restablecerlas de hecho, bajo cualquier pretexto o forma que sea.
Art 2. Los ciudadanos del mismo oficio o profesión, empresarios, comerciantes, artesanos, obreros y artesanos de cualquier ramo, no pueden, cuando están juntos, nombrar presidente, secretario o síndico, llevar registros, promulgar estatutos u ordenanzas ni tomar decisiones, ni imponer normas en su interés común.
De esta forma se pretende consagrar la libertad individual del trabajo. Corresponde que se haga una aclaración a favor del autor de la norma restrictiva, pues su pensamiento en pureza pretendía que no existieran gremios ni asociaciones tanto obreras como empresarias, pues ambas pretendían efectos nocivos para la producción nacional; la una reducción de jornada de trabajo y aumento salarial, y la otra lo contrario. En ese orden, pensó que la negociación individual sería la salida.
Así por ejemplo, suscribir contratos de adhesión en el marco de las relaciones de trabajo era atentatorio al orden público
Afortunadamente en el año 1864 fue derogada parcialmente con la denominada Ley Ollivier de la que hablaremos en otra entrega, pero que sólo consistió en la regulación de la huelga, a la vez que deja subsistente la prohibición de asociación. Así se podían efectuar huelgas colectivas por reclamos individuales.
El ciclo iniciado por la ley Le Chapelier, matizado por inquietantes vicisitudes históricas, se cierra definitivamente con la ley del 21 de marzo de 1884, que consagró, finalmente, la libertad sindical, satisfaciendo las reivindicaciones laborales.

octubre 30, 2010

Construcción Olímpica.

Entre el 20 y el 21 de Octubre de 2010 se llevaran a cabo las Primeras Olimpiadas Intercentros de Formación Profesional (Sector Construcción), en el Centro de Formación Profesional Nº 407. De allí surgirán los ganadores que participarán del 22 al 26 de Noviembre de la Olimpiada Nacional de Formación Profesional, para luego intervenir en un certamen Latinoamericano en Colombia, hasta su instancia final a nivel mundial en Londres.
Las delegaciones UOCRA de Salta, Olavarría, Mar del Plata, Capital Federal y Santa Fe competirán en cuatro disciplinas: Instalaciones domiciliarias de Electricidad; Instalaciones Hidráulicas; Albañilería y Revestimientos Cerámicos.
 “Apuntamos a la cultura del trabajo para todos los jóvenes”, esas fueron las palabras de apertura de Lacuadra en representación de la Fundación UOCRA, al dirigirse a los concursantes. Por su parte Sladogna quien concurrió representando al Ministerio de Trabajo de la Nación, destacó que la formación profesional no se trata sólo de aprender algo, sino de “saber hacer” con criterios de seguridad, conocimientos aplicados y prolijidad lo que conlleva a que un país crezca en manos de sus trabajadores. Y agregó al referirse a los concursantes: “Estas olimpíadas son de gran importancia porque con la participación de ustedes se vislumbra una recuperación del orgullo del trabajador argentino
Estas Jornadas son organizadas por el Ministerio de Trabajo de Nación, la UOCRA, el IERIC, la Fundación UOCRA y la Cámara de la Construcción.