diciembre 20, 2011

El arte, la filosofía y la ciencia como instrumentos contra el acoso laboral en France Telecom.


En 2010 France Telecom abrió la escuela Orange Campus, un proyecto para formar a sus dirigentes y aliviar la crisis en la empresa tras los 60 suicidios por mobbing y acoso laboral producidos entre 2007 y 2009.
Orange Campus tiene sede en París, Varsovia y Madrid. En la sede española ya se han formado 260 jefes.
El nuevo CEO. Stéphane Richard (ex jefe de gabinete de la ex ministra de economía Christine Lagarde) puso en marcha un plan para frenar la crisis humana.
Lanzó un programa llamado "Nuevo contrato social" para cambiar la mentalidad de la dirigencia corporativa "El primer paso para cambiar la situación y mejorar el clima de trabajo es crear nuevos lazos entre los  dirigentes y los empleados", asegura Bruno Mettling, jefe de Recursos Humanos de la operadora según publica hoy El Mundo.es
Se hace hincapié en fomentar el respeto en lugar de la competitividad y la motivación en lugar de la presión. Tienen equipos de filósofos y artistas que imparten cursos en cada una de las sedes. "El filósofo enseña a valorar el tiempo presente. Se trata de que el dirigente aprenda a trabajar en el presente humano y no en el fuuro económico a largo plazo" dice Marie Bernard Delom, directora del Campus de París. También cuentan con un astronauta que capacita en manejo de equipos diversos.
Algunos de los cursos del Orange Campus son: Jefes de jefes, Me convierto en manager de manager, Gestión de la diversidad, Diversidad en la empresa y Yo recluto, yo integro entre otros.
Es importante saber gestionar equipos, "donde hay gente de diferentes estatus (algunos prejubilados otros recién llegados) y diferentes edades y culturas" dice uno de los asistentes al Campus.

diciembre 18, 2011

Un gran desafío para RRHH que anticipa la estadística demográfica.

Dentro de 20 años la población en edad de trabajar aumentará en 1.000 millones de personas, especialmente, en países en desarrollo. Este escenario plantea desafíos a las empresas e instituciones que deberán crear puestos de trabajo, necesitarán mano de obra cualificada y no cualificada, y poner en marcha nuevas políticas laborales.

Los mercados en desarrollo deberán enfrentarse a un periodo de rápida industrialización y a la construcción de infraestructuras que requieren trabajadores cualificados y experimentados en los mercados en crecimiento. Mientras, los países desarrollados tendrán que encontrar fórmulas para mantener su ventaja competitiva e invertir en la formación y capacitación de nuevos profesionales. Éstas son dos de las principales conclusiones del informe sobre la creación de empleo en una economía global que ha elaborado la consultora Hays con Oxford Economics.
Según el estudio dentro de 20 años la fuerza laboral crecerá en 1.000 millones de personas, y esto supondrá un gran desafío para gobiernos, instituciones y empresas, porque deberán crear nuevos puestos de trabajo, formar a nuevos y veteranos profesionales y gestionar tan magna cantidad de población activa.
Pero, sobre todo, deberán mantener un equilibrio: los trabajadores no aumentarán de igual forma en todos los países. Según Hays, la mayoría de la fuerza de trabajo estará en los estados en desarrollo. En cambio, los desarrollados verán como envejece y se reduce su población activa.
En concreto, según Christopher Dottie, director de la consultora en España, en nuestro país la población en edad de trabajar crecerá en tres millones y esto tendrá tres consecuencias: Será más difícil incrementar la riqueza porque aumentará el número de personas de más de 65 años; la población activa deberá trabajar más años, y se producirán cambios en los sectores de actividad.
Oportunidades
Dottie explica que "las empresas deberán adaptarse para generar puestos y productos de calidad, ofrecer servicios globales y generar competitividad a través del conocimiento y del talento". De acuerdo con el experto, "en España se necesitará emigración e inmigración de talento. Dentro de 20 años, nuestro conocimiento será necesario en otros países, y nosotros tendremos que exportar perfiles de menos cualificación para tareas específicas que necesite la economía".
Entre los sectores que crearán oportunidades laborales en un futuro próximo se encuentran el medio ambiente, la sanidad, el ámbito financiero, y las tecnologías. "Esto genera optimismo en los países desarrollados porque son líderes en estos sectores que los estados en desarrollo, en cambio, no lo son", añade Dottie.
Futuro
 
En 2030, según Hays, el futuro será para los trabajadores cualificados y poco cualificados. "Los países desarrollados necesitarán mano de obra competitiva, y los que están en vías de desarrollo requerirán los servicios de personal cualificado y con una formación de calidad".
Por eso, para establecer cierto equilibrio entre los distintos trabajadores y países, la consultora aborda una serie de recomendaciones:

Abrir las fronteras nacionales al movimiento de la mano de obra cualificada: Necesidad de que se produzca una transferencia masiva, en ambas direcciones, de capacidades y trabajo entre países desarrollados y en desarrollo. En concreto, el informe ilustra este caso con el hecho de que dentro de 20 años el mundo necesitará ingenieros expertos de Europa, a la vez que crecerá la demanda de trabajadores de la salud debido al envejecimiento de la población del Viejo Continente.
Acuerdos para facilitar la inmigración: Hays apuesta por la creación de un código que regule los flujos migratorios en el ámbito mundial.
Inversión en educación: Los trabajadores semicualificados serán desplazados por puestos de trabajo automatizados. Para paliar esta futura situación, los gobiernos tienen que invertir en capacitar a los profesionales con habilidades relevantes.
Creación de oportunidades de empleo en el mundo desarrollado: El número de personas en edad de trabajar se concentrará en 2020 en India, América Latina y África. Dottie considera que "esta inmensa fuerza de trabajo representa una gran oportunidad para aquellos que puedan acceder a ella, o la insatisfacción y el descontento si se queda inactiva".
Retención de las personas mayores en el mundo laboral: En los próximos 20 años las economías dependerán, en gran medida, de los trabajadores de más de 60 años. El reto se encuentra en mantener las habilidades de este colectivo, seguir siendo productivo y crear oportunidades de trabajo para estos profesionales.
*Artículo publicado en expansión.com

Evolución de formas laborales en Rosario. Artículo publicado en unr.edu.ar por Juan Pablo Hudson

El mundo del trabajo contemporáneo es realmente complejo. Existen estadísticas que marcan transformaciones recientes contundentes: en el 2002 el índice del desempleo en el Gran Rosario ascendía al 24,3%; en la actualidad, por el contrario, ese porcentaje se redujo hasta el 7,8%.

Este retroceso notable de la cantidad de desocupados en un contexto de repunte de la actividad industrial ha sido acompañado y celebrado por voces que afirman un retorno del trabajo e incluso de la progresiva reinstalación de una incipiente sociedad salarial. Ahora bien, sin perder de vista estas cifras, vale la pena indagar de qué maneras se han ido reconfigurando los circuitos productivos y el mapa laboral. Siguiendo al Colectivo Situaciones, debemos mencionar que lejos de una reposición literal del trabajo, lo que vemos consolidarse es el trabajo multiforme. Es decir, la emergencia de múltiples formas laborales que incluyen desde cooperativas (autónomas o con financiamiento estatal), nuevos subsidios, la reactivación y consolidación de ciertas ramas y gremios de la industria, y la masificación de condiciones de precarización difundidas de diversos modos, incluidos los casos de neoesclavitud en talleres o fábricas clandestinas. La pretendida hegemonía de la industria y del trabajo formal se ve desbordada por la combinatoria de empleos y estrategias para generar ingresos.
 

Se suman también otro tipo de situaciones que cuestionan esta supuesta reposición literal del trabajo. En las cooperativas autogestionadas por obreros se incorporan trabajadores jóvenes a medida que se logran ciertos niveles de crecimiento. Las investigaciones que llevé a cabo con estos jóvenes -entre 18 y 25 años- me permitieron conocer que sus vidas han estado  signadas por la alternancia o combinación entre períodos de desocupación y realización de changas, empleos en negro y cobro de subsidios estatales, y la asunción de todo tipo de trabajos precarios y temporarios. Ocurre entonces que a pesar del cumplimiento estricto de las condiciones de trabajo en las cooperativas, e incluso que en ciertos casos se los incorpora como socios plenos, los pibes permanecen en las fábricas durante tiempos muy breves, se ausentan en forma reiterada, no cumplen con los horarios, rechazan cualquier marca disciplinaria, y manifiestan un desapego con las tareas que realizan. De allí los conflictos y desencuentros generacionales que se generan con los obreros más grandes. Para estos jóvenes, según testimonian, el trabajo no se inscribe como el organizador principal de sus vidas, ni es una marca decisiva en la construcción de su identidad, ni tampoco es una fuente de orgullo y dignidad. Más bien aparecen otro tipo de experiencias decisivas, como puede ser el consumo, las amistades, las salidas nocturnas, los viajes o el tiempo libre. Se trata de jóvenes que, a diferencia de los obreros de mayor trayectoria, no fueron socializados ni subordinados bajo los preceptos del sistema fabril.

¿Debemos añorar la eficacia disciplinaria del viejo sistema laboral?
No. Más bien comprender –evitando sentencias morales- qué nuevos sujetos se incluyen en el multifacético escenario actual y qué nuevos horizontes en materia de trabajo pueden abrir los jóvenes.

Trabajo multiforme, nuevas generaciones que no producen su subjetividad e identidad en las experiencias laborales que transitan, son algunos rasgos esenciales de nuestra época que remarcan la extensión y profundidad de las transformaciones ocurridas en las últimas décadas. 

Por Juan Pablo Hudson Doctor en Ciencias Sociales (UBA). Licenciado en Comunicación Social (UNR). Becario Postdoctoral del CONICET. Autor del  libro recientemente publicado: “Acá no, Acá no me manda nadie. Empresas recuperadas por Obreros 2000-2010 (Tinta Limón Ediciones).