julio 15, 2012

Pautas para clasificar una sentencia.


Cómo no escribir una sentencia: los defectos
Como había adelantado, estoy trabajando en un texto formal, largo, que va a tratar sobre la forma en la que a veces se (mal) escriben las sentencias, y qué pueden o deben hacer los jueces al respecto.
Uno de los puntos que me interesan es el de hacer un inventario tentativo de defectos comunes en las sentencias, y es lo que voy a proponer en este post.
Antes de eso, se impone una aclaración: no estamos hablando de sentencias necesariamente arbitrarias o de resoluciones injustas. No queremos reinventar la rueda que ya creó Genaro Carrió con las causales de su clásico libro.
Esto implicaría decir que no necesariamente una sentencia a la que le achaquemos uno de estos problemas debe ser una sentencia anulada. Y, recíprocamente, una sentencia puede ser arbitraria e írrita aún sin tener en su "escritura" ninguno de estos "problemas".
No queremos trabajar sobre errores del juzgar, o falacias en la argumentación, sino de problemas que se suscitan en la expresión motivada del juzgamiento.
A priori cuestiones de estilo, sí, pero importantes. Vean si no: mi repertorio inicial tiene siete puntos aglutinantes, que trataré de describir brevemente.

1. Tergiversaciones y omisiones en las citas jurisprudenciales o doctrinarias.
Se cita mal, se saca del contexto la expresión citada, se atribuye carácter dirimente y concluyente a opiniones que en su versión origianl se pergeñaron con salvedades o matices.
La cita irrelevante, impertinente y desactualizada entra también en este casillero.

2. Fundamentación no autónoma.
- Sentencia que remite a lo resuelto en otra sentencia, sin glosarla.
- Sentencia que remite a la opinión del procurador, de lo actuado en un expediente administrativo, de lo dicho en una instancia inferior, dándolo por presupuesto y entendido y haciendo el fallo ininteligible para todos los que no hayan sido parte en la causa.

3. Sentencia balcanizada o sentencia mosaico.
- Dispersión de fundamentos en un tribunal pluripersonal. Caso paradigmático, el de la Corte Argentina en Simón, resuelta 7-1, con 7 votos "mayoritarios" singulares, con perdón de la paradoja.

4. Sentencia que no hace relación del caso.
Estos casos conciernen a la apoyatura de la sentencia en constancias del expediente o probanzas de la causa que no se pueden inferir claramente de su relación del caso. Esto complica en gran medida la “lectura” e interpretación de la sentencia. 
No se comenta lo dicho y alegado por las partes, no se hace una relación completa del sustrato fáctico que motiva la sentencia. Sin estos elementos, es posible que se confunda la verdadera naturaleza de un criterio específico y bien propio del caso, tomándolo por regla general.

5. Sentencia de extensión desmesurada.
Decisorios que exceden las 100 páginas son muy difíciles de leer y entender. Y hay algunos que pasan las 300.

6. Sentencia hipercasuista, burocratizada o encriptada en legalese.
Textos densos: excesiva atención a minucias del caso, abuso de la jerga legal e inundación de referencias normativas y jurisprudenciales prescindibles.

7. Diletantismo, editorialización, sensacionalismo.
Lo típico: el juez que aprovecha para despacharse con un minitratado o una muestra de su cosmovisión vivencial o política.
Lo atípico: el juez que se monta en la sentencia para pontificar sobre virtudes morales, vicisitudes y miserias de imputados o víctimas, hechos con un mix de moralina y entusiasmada indiscreción voyeurista. Como por ejemplo, éste.
....
Como es claro, algunos de estos problemas podrán solaparse y presentarse simultáneamente, incluso sería común que confluyeran: una sentencia hipercasuista muy probablemente será también una sentencia excesivamente larga.
...
Luego de esto vamos a hacer una encuesta en el blog sobre los defectos más comunes, pero antes quiero fijar el menú de opciones, que sería tentativamente ese.
¿Ustedes encuentran algún otro problema frecuente que pueda agregarse a esta lista? 
¿Y variaciones u observaciones sobre estas mismas categorías?
Fuente: saberderecho.com.ar

El futuro del trabajo humano.


El avance de la tecnología, la capacidad cada día más poderosa de los ordenadores y el estado de la economía mundial con un aumento de la desigualdad y del desempleo hace inevitable la pregunta ¿qué ocurrirá con la fuerza laboral, seguirán existiendo los empleos, cómo será la economía del futuro?

A lo largo de la historia, la tecnología ha permitido la prosperidad, la productividad y la creación de riqueza. El arado romano permitió que tierras difíciles fueran labradas llevando alimentos a mucha población. También ha destruido empleo. El tractor y las máquinas cosechadoras sacaron a mucha gente del campo; ya no eran necesarios.

La mecanización siempre ha tenido detractores. El ejemplo más mencionado es la falacia ludita. A principios del S XIX, tomando un líder inventado, Ned Ludd, los luditas se resistieron a la introducción de máquinas en los telares. Estas abarataban el trabajo y creaban desempleo. Los luditas destruían máquinas para evitarlo. Los economistas llaman falacia ludita a la idea errónea, según ellos, de que las máquinas destruyen empleo ya que este se crea en otros sectores industriales. Más antiguo aún es el sabotaje que viene del término sabot, zapato de madera que los trabajadores holandeses del S XV lanzabas a las máquinas para inutilizarlas.

El código de barras es un ejemplo de lo contrario, de cómo la tecnología puede crear empleo. Facilitó la localización y movimiento de productos por todo el mundo. Gracias a esta sencilla tecnología se han creado millones de puestos de trabajo en todo el planeta. La realidad de prosperidad relativa en la que vivimos, con una riqueza mayor que nunca ha existido, no hubiera sido posible sin la tecnología. Hoy todo el mundo tiene un móvil incluso en países pobres y hay menos hambre que nunca (aunque el esfuerzo que queda es gigantesco).

La tecnología ha tenido un enorme impacto en la productividad. No existe problema de abastecimiento de ningún producto (aunque existan problemas medioambientales graves), hay de todo, todo es barato. Dicho de forma menos rotunda, la mayoría de bienes y servicios básicos están al alcance de todo el que tenga algo de dinero, lo que significa que lo básico está disponible para los que tienen un empleo, un trabajo por el que perciben dinero. ¿Y el trabajo está asegurado?

Un buen número de opiniones se han vertido en los últimos tiempos en un país poco sospechoso de comunismo: USA. Martin Ford en Las Luces en el Túnel y Douglas Rushkoff en ¿Se han vuelto obsoletos los empleos? se lo preguntan. Erik Brynjolfsson y Andrew McAfeeun profesores del MIT hacen lo propio en La Carrera contra la Máquina. El futurista Thomas Frey vaticina que se perderán nada menos que dos mil millones de empleos hasta 2030.

La principal lección de treinta y cinco años de investigación en Inteligencia Artificial IA es que los problemas difíciles son fáciles y los problemas fáciles son difíciles. Las habilidades mentales de un niño de cuatro años de edad, que damos por sentado: reconocer un rostro, levantar un lápiz, caminar por una habitación, responder a una pregunta, de hecho resuelven algunos de los problemas más difíciles de ingeniería jamás concebidos () A medida que aparece una nueva generación de dispositivos inteligentes, serán los analistas de valores, los ingenieros petroquímicos y los miembros de una junta de libertad condicional los que están en peligro de ser reemplazados por máquinas. Los jardineros, recepcionistas y cocineros tendrán asegurados sus puestos de trabajo en las próximas décadas (Steven Pinker, Psicólogo Cognitivo)

Constantemente escuchamos que la formación es esencial, que los puestos que se destruyen son los manuales, los de bajo nivel intelectual, que hay que saber idiomas, ser médico o abogado. ¿Son conocimientos que protegen del desempleo?

Existen varias tecnologías y modelos a observar. Uno es la impresión 3-D. ¿Tendremos impresoras que fabriquen cualquier cosa? Más actual es el modelo de autoservicio. Cada vez menos gente es atendida por una persona. No vas al banco. Operas tú, humano, a través de la red con una máquina. Y sacas tu billete de avión en modelo autoservicio. Los ejemplos de autoservicio son inacabables.

Observemos el caso del ordenador Watson que venció en el concurso de televisión Jeopardy. Ha sido contratado por el mayor seguro de salud americano. ¿Para qué? Para ayudar en el diagnóstico médico. Un trabajo de alto nivel. También por el Citygroup, uno de los mayores bancos mundiales. ¿Su función? Ayudar en la detección de fraude entre otras tareas. También un trabajo de alto nivel. Respecto de los idiomas, ¿alguien quiere hacerse traductor existiendo Google Translator?

Paradójicamente muchos empleos de bajo nivel son insustituibles. La robótica humanoide está en pañales. Nadie espera ser atendido por un camarero robot. Un autómata mo puede colocar los objetos de una habitación, desplazarse por el metro de una ciudad, ayudar a un anciano o arreglar una cañería.

El mundo está cambiando y es probable que sobren productos y falte empleo. Pretender un cambio económico en el que haya reparto de trabajo y riqueza se me antoja tan radical como la imposición del modelo soviético en el siglo pasado. Pero no parece que el pleno empleo vaya a volver.

Pese a todo, la formación y la cualificación serán siempre necesarias. Para buscar un empleo, para mejorar en el empleo. Y sobre todo para disfrutar de una vida más plena.

Fuente: alt1040.com