agosto 27, 2011

Cuando dejar ese trabajo comienza a ser una opción de vida. Por Federico Viale para dtym.com.ar


Muchos de nosotros resultamos afortunados por trabajar en aquella actividad que nos gusta, nos permite completar una fantasía juvenil o que simplemente nos realiza como profesionales.
Mientras tanto, el 90% de los desafortunados debemos desarrollar tareas laborales que distan de resultar lo placentera que hubiéramos querido que sea nuestras actividades laborales.
Se presenta aquí el remanido (pero no por ello resuelto) dilema: ¿trabajar para vivir o vivir para trabajar?
Claramente existirá un universo de trabajadores que nunca podrá ejercer esta opción, y por ello el dilema estará negativamente resuelto, pero para aquellos que el dilema se les presenta día a día, la necesidad de hallar una solución, aunque mas no sea parcial, es imperiosa.
El dilema aumenta, o mejor dicho la posibilidad de resolverlo disminuye, cuando la decisión implica dejar un trabajo en relación de dependencia para iniciar (o continuar con mayor dedicación) una actividad autónoma. Pero a veces de sòlo considerar la posibilidad de dejar nuestros trabajos, de modificar nuestras expectativas de consumo y de reinventar nuestras vidas alcanza para paralizarnos.
Lo cierto es que en la mayoría de las veces, el pánico al cambio resulta ser el mayor condicionante.
En este contexto, nos dan algunos elementos para tomar en consideración por si cambiar la vida laboral y personal puede ser un camino a tomar
Tener confianza en la cabeza o el corazón.
No volverse loco pensando ‘qué hubiera pasado si…’
La apuesta más segura no siempre resulta serlo.
¿A quién escuchas? ¿Cuál es su compromiso con tu nuevo proyecto?
Algunas veces debes decir: ¡adelante! (el famoso: ¡Ma´sí!)

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