octubre 10, 2011

Un poco todo me recuerda a ti. Por Federico Viale para dtym.com.ar



Uno de cada dos jóvenes de 29 años en Grecia esta sin ocupación; formal o informal.
El 43% del desempleo griego se da entre los más jóvenes, ranqueados entre los 15 y 29 años.
La tasa promedio real de desocupación griega llega actualmente al 22%.
Estadísticas que colaboran en dimensionar objetivamente qué y dónde está ocurriendo.
Podemos inferir que el sector habitualmente más activo de un país, fundamental para su desarrollo, se encuentra hoy sometido por una crisis global que se creó cuando ellos aún no pertenecían al segmento estadístico dimensionado, y sólo eran jóvenes con proyectos, ideas y esperanzas, que tal vez muchos no veían al extranjero como una alternativa para llevar a cabo su proyecto laboral. Esperaban que el producto de su trabajo era un salario, no otro producto o servicio. Que permanecer en su país no era una utopía, sino un derecho inalienable.
 “Las personas calificadas que Australia necesita” y el “I want you in” del tío Sam.
Como consecuencia de la necesidad humana de eludir la frustración, más aún cuando se origina en conflictos que no explican cómo, cuándo, por qué ni hasta cuándo surgen y durarán; aparecen estas propuestas oportunistas que yo llamo “abducciones de cerebros”.
En ellas países carentes de profesionales o manos de obra en determinados sectores, o con conflictos en su obtención – y bajo que deban prestar servicio bajo determinadas condiciones – proponen contrataciones laborales de dudosa rentabilidad, pero del tipo ganar-ganar: vos te vas de tu país que es un lío, y venís al mío a trabajar por dos pesos con algunas otras ventajas, pero ciertas condiciones que mejor ni te explico.
Desde el 2008 unos 50.000 griegos han migrado a países como Gran Bretaña, Alemania y Australia. Hacia allí partieron ingenieros, médicos, enfermeros, informáticos, todos profesionales altamente capacitados.
Durante 1960, Grecia tuvo una crisis similar cuya consecuencia también fue la migración de una parte importante de su población activa, pero a diferencia de hoy, miles de griegos partían para ocupar empleos de baja calificación.
Cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia.
Esta crisis sectorizada en los ciudadanos más activos, se ha trasladado lógicamente a otros sectores, que impedidos de migrar por razones familiares, personales o profesionales, o a esta altura podríamos agregar “de mercado” – pues no son requeridos por otros países – deben utilizar el ingenio – recurriendo al copy paste global – para sobrevivir dignamente.
Así surgen espacios de trueque, a través de los cuales una persona aporta un producto o servicio, obtiene una moneda informal para luego ser trocada por otro producto o servicio aportado por otra persona.
Programas de fomento del emprendedorismo y desarrollo local, con asignación presupuestaria nula o ridícula.
Flexibilización de las condiciones laborales de los que aún poseen un trabajo.
Disminución de la influencia del factor sindical.
Ahora bien, durante el siglo XXI, pues también ocurrió en otros siglos, nuestra nación – y hago especial énfasis en la abstracción sociológica del concepto – debió utilizar herramientas similares, adecuarlas, y reutilizarlas para lograr salir adelante.
Clubes de trueque, monedas informales – patacones, bocones, etc. – agencias de desarrollo sin créditos, migración de mano de obra a países consumidores pero no legalizadores de esta migración, proyecciones desastrosas de un por-venir que mutaba a “para que venir”.
Lo que viene en la Europa poscrisis.
Todavía les falta importar instituciones tales como asambleas barriales, organizaciones para-estatales con competencias administrativas, clasificados laborales flacos como modelos de Piazza Spagna, oportunismo de explotadores y usureros prestamistas sin escrúpulos.
Mientras tanto, Grecia le compra a Francia 400 tanques.
Esto, al menos, no es culpa nuestra.

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