noviembre 22, 2010

El mercurial encanto de ser inversor. 22-11-10

dios Mercurio contemporaneo


Ir errático por el mundo de las inversiones, llevar y traer sueños de emprendedores, levantar vuelo cuando más convenga para estacionar donde la promesa de aumento resulte más probable. Esa era parte de la tarea que como dios se le asignó a mercurio, a pesar de creer que sólo era el dios del comercio y del cereal. ¡También era inversor!
Como una novedad llega a nosotros la creación de los denominados clubes de inversión. Alguno de ellos tiene la mala idea de llamarse “Angeles” de inversión, otro de los dos locales, al menos se sincera como Inverstor Group.
En el fondo, y sin tanto ropaje financiero ni deificante, estos grupos se componen de analistas e inversores, los primeros reciben entre 10 y 30 proyectos de emprendimientos por mes, los “filtran” y lo proponen a sus asociados como si vendieran tigres blancos de la Eurasia en los Estados Unidos de los años ’20. El filtro en primer lugar implicaría superar la barrera del fracaso, y en su caso, si lo que queda luego de repartir las pérdidas, puede devolver el dinero invertido. La rentabilidad ofrecida es del 30% anual – entre nosotros altísima – y se aclara que el riesgo no es menor. Procuran financiar proyectos que tengan que ver con empresas internacionales del mismo rubro que ya se encuentren instaladas, de manera de crearles una pequeña molestia, que en el algún momento valga su dinero.
Una vez filtrado, les proponen invertir en el proyecto a cambio de paquete de acciones y porcentaje de ganancias. Lo lógico. Esto en algún momento se llamó sociedad de capital e industria, pero ellos prefieren términos más aggiornados – y clausulas más chiquitas – como fideicomisos de inversión o préstamos de alto riesgo.
Convengamos dos cosas, en primer lugar considero importantísimo – casi fundamental – que en una sociedad solidaria e igualitaria aquellos que poseen el poder – en este caso el dinero – lo dispongan a favor que quienes lamentablemente no lo poseen – en el caso los emprendedores – lo mismo que también considero importante que se financien este tipo de emprendimientos en lugar de aquellos que sólo producen mermeladas, ropa fea y cara, artesanías chinas, sahumerios inodoros, y remeras pseudohippies. Creo que el foco se debe poner en emprendimientos que impliquen diseño y tecnología, con la natural generación de propiedad industrial e intelectual; como aquel que capacite al obrero – porque alguien tiene que trabajar y llamarse así en este mundo – a fin de que al menos mientras dure, obtenga un beneficio formativo.
Pero también creo que el Estado, con toda su infraestructura y sapiencia, debe ser el promotor principal de estas aventuras comerciales. Me pregunto: si es rentable para estos advenedizos con dinero, por qué no lo será para los Bancos oficiales o los privados. O estos sólo financian LCD´s y dan cuentas bancarias gratuitas, universales y no se qué mas, sin explicarte cómo hacer para llenarla con dinero.
Al menos, el Estado – cualquiera sea su gobernante – debería regular la actividad de los inversionistas, de manera que éstos, como el mito de Mercurio, no anden “mercuriando” de aquí para allá, pasando de un emprendimiento en otro, obteniendo sólo su 30% de rentabilidad. 
Cualquier semejanza con el concepto de capitales buitres corre por cuenta del mal pensado lector.
Siempre lo dije, y hoy más que nunca lo sostengo: la inteligencia y el dinero se encuentran distribuidos de manera inversamente proporcional. De manera que lo segundo, aparezca como imprescindible ante lo primero. 
Creo necesaria la inversión privada, como también creo necesaria la regulación pública. Sobre todo cuando la ausencia de lo público lo es en ambos aspectos. 

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